Los intentos de alcanzar a Dios no garantizan más que extenuación e impotencia espiritual. Corremos de un lado a otro, tratando de complacer a Dios, reuniendo títulos de mérito, tratando de equilibrar la balanza, y a cualquiera que cuestione nuestros logros lo llamamos enemigo. Así es en general la vida espiritual hoy; a cara de perro y brazos caídos.
Paremos en seco la carrera, basta de este frenesí. Hebreos 13:9 dice: “No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas. Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia, y no por alimentos rituales que de nada aprovechan a quienes los comen.”.
Jesús no dice: “Vengan a mi todos los perfectos y sin errores”. Todo lo contrario. Él dice: “Vengan todos los que están agotados de buscar, cansados de tratar de llegar, y yo los voy a hacer descansar”.
No hay letra chica en este contrato. La promesa de Dios no tiene lenguaje oculto.
Dejemos de una vez por todas que la gracia haga algo en nuestra vida. Terminemos de audicionar para Dios. De todas las cosas que debemos ganar en la vida, el amor de Dios no es una de ellas. ¡Es nuestro! Ahora podemos descansar.
UN MINUTO DE GRACIA, cada martes y viernes, a las 9 de la mañana publicamos un nuevo devocional, un pequeño respiro entre los trajines de la vida.