Esta debe ser la actitud que debemos tener delante de Dios, de rendición de humillación porque estos cultivan en nuestro corazón una genuina entrega a su perfecta voluntad, de allí la palabra de Dios, Salmos 139:23-24” Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.