El impulso de buscarte… la virtud de no encontrarte…
Siempre que estoy feliz quiero contártelo. Siempre que aparece alguien nuevo quiero que lo conozcas tú también… siempre que la felicidad me atrapa quiero compartirla contigo…
A pesar de todo todavía recuerdo tus consejos o esa vocecilla que mientras yo te contaba mis cosillas tú te reías y reías…
Era complicidad mutua a través de los gestos, las palabras… pero nunca las miradas aunque siempre imaginé que también…
Era la sencillez al otro lado. Eran los consejos. Era la sensación de que si tú estabas cerca nada podía salir tan mal porque tú me podías escuchar…