Quienes producen organismos desde la acuicultura requieren de investigación que les ayude a seleccionar a los mejores ostiones, camarones y almejas, para que se cultiven, preferentemente, los más fuertes, con menos mortalidad y aquellos que tienen mayor crecimiento y resistencia, para así evitar pérdidas económicas. Ello es posible, gracias al análisis bioinformático, la genética se pone al servicio de la alimentación. Cristina Escobedo trabaja en tema desde el Cibnor.