Explorar las barrancas de nuestro México requiere un espíritu especial que muchas veces impulsa a convertirse en negociador que enfrenta situaciones inesperadas. La geografía del lugar representa en sí dificultad, además hay que adentrarse en territorio de todos y de nadie, donde a veces el gobierno de un estado puede apoyar y sin embargo hay que lidiar con habitantes que resguardan los espacios otrora pertenecientes a historias olvidadas.
Barrancas de profundidades mayores a 2.5 kilómetros, con las caídas de agua más grandes del país, encuentros con la emoción de la exploración y el deporte, también con el asombro de hallar culturas inexploradas, pueblos fantasmas, vestigios de nuestros antecesores que nunca antes alguien había visto.
¿estás dispuesto a explorar en tu vida o te quedas sólo con recorrer el camino?
