Después de la pandemia, durante el 2022 en el alpinismo mundial hubo una especie de fiebre por conquistar: lo que parecía imposible, lo que nunca antes se había intentado, lo que hacía más de 46 años no se repetía, descensos alucinantes.
¿Qué mentalidad necesita un ser humano para aislarse más de 30 días completamente solo, a merced de las inclemencias de las zonas más remotas del planeta en una pared vertical de más de 1000 metros y encontrar agradecimiento con una sonrisa de satisfacción, sobrecogido por la experiencia? ¿En qué radica tomar la decisión de lanzarse con esquíes por una pendiente que difícilmente muchos alpinistas apenas subirían? ¿Cómo mantener tranquila la mente en momentos de crisis con factores fuera de nuestro control sin perder el objetivo, avanzando lenta pero seguramente, con responsabilidad y confianza? ¿Cuál es la importancia de elegir a nuestros compañeros (de vida) de cordada en las montañas (en la vida)?
Vivir puede ser una locura si no aprendemos a conocer nuestras habilidades, nos preparamos para los retos y aguzamos nuestra intuición por los peligros a los que estamos expuestos.