El compositor George Bizet la llamaba “la pequeña Mozart”, cuando tenía 8 años. Hablamos de Cécile Chaminade compositora y pianista francesa, cuyas composiciones impresionaron tanto a Bizet que le sugirió a sus padres que hiciera estudios formales de música, pero a ellos no les pareció muy buena idea. El padre, que era agente de seguros le respondió, según nos cuenta Clemency Burton-Hill, lo siguiente: “El destino de la niñas burguesas es ser esposas y madres”.
Chaminade, sin embargo, pensó de otro modo y años después comentaba: “No se concibe que las mujeres puedan ser fuerza de trabajo΅ añadiendo que “el trabajo y las condiciones que se les imponen a causa de su sexo no les permiten desarrollarse del mejor modo posible...Están en franca desventaja y solo unas cuantas, por la fuerza de las circunstancias o su propia fortaleza, han conseguido superar los impedimentos”.
La heroica Cécile escribió alrededor de 350 obras, entre ópera, ballets, una sinfonía coral, música de cámara y un centenar de canciones.
Hoy, recordando ésta entusiasta y adelantada artista, quien llegó a ser miembro de la Orden Nacional de la Legión de Honor la Arabesque, No.1 Op. 61 para piano de manos de Mark Viner.