Este es un artículo que no debe pasar por alto nadie. El ser humano desde su existencia, siempre ha tenido que trabajar muy duro en su día a día por subsistir.
San Agustín decía:
“Cuida tu cuerpo como si fueras a vivir por siempre. Cuida tu alma como si fueses a morir mañana”
Y lo decía San Agustín, que parece que cuando hablamos de un Santo, solo nos enseña el lado espiritual.
Tu día a día es una auténtica batalla, como la del hombre de las cavernas que salía de su cueva, después de un descanso reparador para ir a buscar a su presa. Tú no vas a por la presa literalmente, pero te enfrentas a cien mil situaciones, que son como si durante todo tu día tuvieras que luchar.
Cuando estudiamos las antiguas civilizaciones, todas tienen en común el cuidado al cuerpo.
En la Antigua Grecia, entendían el cuidado del cuerpo desde que eran niños, se relacionaba con el deseo de contar con un ejército sano y apto para el combate, por eso daban tanta importancia a los ejercicios físicos, alimentación y la higiene. El interés por el cuidado del cuerpo se percibe en las competiciones y deportes de lucha que realizaban, donde debían estar preparados para correr, hacer zancadillas, dar puntapiés, llaves, derribar al contrario, etc.
El cuidado del cuerpo viene de las antiguas civilizaciones
Posteriormente la civilización romana tomó nota de la griega y quería que su sociedad fuera fuerte, vigorosa, firme y atlética, necesario para hacer frente a las vicisitudes de la vida, evitar enfermedades y en el caso de los militares ser resistentes a las fatigas de las guerras que se producían continuamente.
Creo que el ejemplo de estas dos sociedades, te tienen que dar pie a pensar que tu no eres distinto al resto de la humanidad y que por tanto cuidar tu cuerpo, es una obligación. Vas a tener que salir de casa todos los días y te vas a enfrentar a muchas batallas en las que deberás desarrollar distintas habilidades físicas.
A día de hoy nos encontramos con el que cuida su cuerpo de cara a la galería y para presumir en la playa o el que lo hace para afrontar su día a día. Yo lo tengo claro, prepárate para el día a día.