OREMOS POR LA DIFUSIÓN DEL EVANGELIO
Cuando nos encontrábamos en medio de las tinieblas a causa del pecado que gobernaba en nuestros corazones y nuestras mentes, una luz de esperanza llegó a nuestras vidas para alumbrarla, y dispersar las tinieblas de nuestro ser. Esa luz de esperanza fue el mensaje de Cristo Jesús , traído a nuestros corazones a través de sus fieles siervos. Para que este mensaje de la salvación sea traído a nuestros corazones, posiblemente muchos cristianos estuvieron perseverando en oración por los siervos de Dios para que ellos no se rindan ni se desanimen en sus esfuerzos de llevar el evangelio de Cristo a todo el mundo, y sea apreciado por sus receptores. La oración por los que proclaman el evangelio, y el mensaje de Cristo sea honrado por los receptores, son de gran importancia, por eso el apóstol Pablo nos pide que oremos por esta causa: “Finalmente, amados hermanos, les pedimos que oren por nosotros. Oren para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y sea honrado en todo lugar adonde llegue, así como cuando les llegó a ustedes.” 2 Tesalonicenses 3:1 NTV.
Al igual que cualquier ser humano, los que proclaman el mensaje de Cristo padecen necesidades, sufren enfermedades, se fatigan y muchas veces se desalientan, por eso, necesitan el respaldo de toda la comunidad cristiana a través de sus oraciones para que sigan adelante con su ministerio, superando todos los obstáculos que les pueden sobrevenir. Además, hay muchos pueblos alrededor del mundo que viven en las tinieblas del pecado, donde la luz del evangelio todavía no ha alumbrado, otra razón por la que la comunidad cristiana debe perseverar en oración, para que el evangelio pueda llegar rápidamente y cambiar la vida de esos pueblos.
Con todo esto en mente, el apóstol Pablo rogó a sus hermanos y hermanas de la comunidad cristiana de los tesalonicenses por oraciones que le permitan continuar comunicando las doctrinas que salvan del caos y la destrucción en más ciudades del mundo y que el evangelio pudiera arraigar de la misma manera que en Tesalónica. El apóstol no sólo quiso que el evangelio de Cristo alcance a muchos pueblos y ciudades del mundo, sino que también anhelaba que sus receptores honren el mensaje que les predicaba. Cuando las personas creen en Jesús como su Salvador, lo honran. Cuando las personas llevan una vida de fe, alaban a su Padre celestial. Sin duda este es el anhelo de todos los que predican el evangelio de Cristo.
Tal vez, muchos de nosotros no tengamos la capacidad o la fortaleza necesaria para proclamar el evangelio a las personas que todavía andan en tinieblas. Si es nuestro caso, atendamos a la petición del apóstol Pablo. Perseveremos en oración por todos los siervos de Dios que están proclamando el mensaje de Cristo en distintas partes del mundo, para que no desfallezcan en su labor y sigan adelante superando cualquier obstáculo que les pueda sobrevenir con la ayuda y la bendición de Dios. Además, oremos por los receptores del mensaje de Cristo, para que sus corazones sean sensibilizados por el mensaje transformador y puedan aceptar a Cristo Jesús, como su Señor y Salvador.