En el sexto episodio de: “Erase una vez sin ropa”.
Frida reconoce tener cierta faceta exhibicionista, al relatarle a Natalia un recurrente sueño, el cual ella siente progresivamente más real en cada una de sus noches.
La imponente trigueña nos relata el placer que encuentra al verse rodeada de un lujoso ambiente en un exclusivo club masculino, en donde ella se atreve a ingresar con el pícaro deseo de afeitarse la entrepierna y provocar un cisma en las normas establecidas de aquel sitio, al cual ninguna mujer se había atrevido a ingresar desde hace décadas.
Descubre esta peculiar y deliciosa travesura que ha dejado inquieta a Natalia. Tal vez en un futuro próximo, ambas quieran ir por sí mismas a descubrir esa seductora y desafiante experiencia de poder presentarse desnudas en público.
