Carlos Peña ha sido un personaje determinante en los sucesos políticos de la historia reciente de Chile. Su influencia sobre los miembros de la derecha suicida (o cobarde) es absolutamente desmedida. Fue él quien guio la reapertura del proceso constituyente y ha actuado de manera casi invisible en los profundos cambios que ha experimentado el país desde 2015. Como el pastor y sus ovejas, uno de sus roles fundamentales ha sido el de proveer de la justificación moral necesaria a la traición, genuflexión y cobardía de la derecha tradicional. El análisis de una de sus última columnas, Wokismo de Derecha, deja en evidencia la manipulación gramsciana de la que son objeto sus feligreses.
Por: Esfera Pública
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