Hoy nos proponemos entender que nuestra salvación en Jesucristo tiene varios propósitos. El primero es que seamos santos para que no vivamos como lo hacíamos antes, sino para agradar a Dios. El segundo es hacer parte activa como miembros vitales en el cuerpo de Cristo y el tercero es cumplir la gran comisión: salvar a los perdidos y discipular a los salvados.