No se si son mis hormonas hablando, pero estoy en una edad en que no aguanto muchas cosas que antes permití. En el pasado, callar me llevó a la inercia y a la insatisfacción pero los golpes de la vida me enseñaron que la falta de comunicación arruina muchas cosas, porque en vez de que la otra persona sepa lo que siento, espero que lo suponga y no es así. . . Hoy, estoy descubriendo que a veces la mejor forma de ser feliz es aprender a hablar aquellas cosas que trago y que no me hacen bien aunque no le agrade a la otra persona. Enfrentar lo que pasa para llegar al acuerdo de que estamos en desacuerdo y poder seguir sin lastimar.
Necesito autorespetar mi voz; darle validez a lo que pienso y siento para cuando me toque mirar mi vida de vuelta no descubra que se apagó y esta vez por mi responsabilidad y no la de nadie más. Si no hablo me ahogo en las palabras que no digo. Y no debe ser así. Tengo que hablar de lo que me duele para que me duela un poco menos. Tengo que perder el miedo a decir lo que siento. Hablar sana. Hablar permite desprenderme de todo lo que me ha hecho sufrir y cuando haya sanado voy a entender porque carajos me apague…