Deus Ex Machina, del latín, significa “el dios [que baja] de la máquina,” y es un recurso que existe desde los tiempos del teatro griego. El antiguo dramaturgo Eurípides popularizó la técnica. Sus tragedias ponían a los personajes en situaciones desconcertantes; se esforzaban por resolver sus dilemas para ser salvados de la derrota en el último momento por algún tipo de efecto especial. Ves, Eurípides disfrutaba trayendo dioses al escenario con la ayuda de una máquina como una grúa. De ahí el nombre, Deus Ex Machina.