"Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad; mediante el cual los hombres, por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina. (Dei Verbum, 2).
"Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe". Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el "homenaje total de su entendimiento y voluntad", asintiendo libremente a los que Dios le revela» (Dei Verbum, 5).