“El día que me recuerdo que me tengo que morir, tiendo una manta en el suelo y me harto de dormir”, llegó a decir. Y eso debe estar haciendo ya. Hartándose de dormir. Porque la muerte y él se llevaban bien, insistía.
La muerte de Antonio Gala nos pilló a todos pensando en otras cosas. Con Andalucía jugándose el futuro de su municipalismo, en unas elecciones en las que poco se habló de esa tierra que tanto amaba. Porque decía su secretario personal que “hablar de Andalucía es lo que más le podía gustar a don Antonio”. Y aunque el ruido electoral no cesa, le debíamos hablar de Andalucía como a él siempre le gustó hacer.
A un andaluz que lo fue todo: poeta, novelista, ensayista, articulista, dramaturgo, guionista… El autor andaluz más leído de las últimas décadas. Que este 28 de mayo ha iniciado su relación inmortal con Andalucía.
La última entrega de ‘Hablando en andaluz’, con el título de ‘El testamento andaluz de Antonio Gala’, repasa el legado de una de las mentes más brillantes de nuestra tierra, poniendo el acento, más allá de la belleza de su prosa y de su verso, en su andalucismo militante
Además, analiza la vigencia de su mensaje con el escritor Juan José Téllez, que ha escrito el obituario más bello que quizá hayamos podido leer estos días.