“Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana”. Mateo 11:29-30
Seguir a Cristo es el más grande privilegio que podemos tener. Ser su discípulo y aprender de Él es nuestro tesoro más valioso.