El Jueves Santo es el final de la Cuaresma y primer día del Triduo Pascual, donde se recuerda la Última Cena, cuando Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse antes de su muerte. En este día, sale en Guarenas la procesión de Jesús en la Cruz.
Jesús toma su manto y comienza a lavar los pies a sus discípulos, simbolizando la vocación de servicio, humildad e igualdad que todos sus fieles deben practicar. El lavatorio de los pies conmemora el amor trinitario siguiendo el ejemplo de Jesús. Por ello la Iglesia celebra este día el amor fraterno.
En la Última Cena Jesús instituye el Sacramento de la Eucaristía.
Así también instaura el Sacramento del Sacerdocio al darle a sus apóstoles la misión de predicar el Evangelio.
El Jueves Santo también se recuerda la oración y sufrimiento de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
Momentos importantes de este día son la Misa Crismal y el lavatorio de los pies.
Se hace la procesión del Santísimo Sacramento hacia el Monumento y la adoración solemne de los fieles al Altísimo.
En Guarenas, conmemoramos a Jesús Crucificado con una antiquísima imagen tallada perfectamente en madera.
A lo largo de los años, la imagen del Santo Cristo ha sido cuidada por numerosas familias guareneras, iniciando esta noble labor la familia Vargas.
Recordamos al señor Miguel Chapellín, quien se ocupó con esmero de la imagen.
Posteriormente, el señor Jesús María Espinoza constituye en 1940 la Sociedad de Jesús en la Cruz.
Años más tarde, sería José Antonio Vargas quien asume la responsabilidad de la imagen en la década de 1960.
El siguiente presidente de la Sociedad sería el señor Vicente Serrano, quien es recordado por su meritoria labor en la organización de la procesión del Santo Cristo.
Hoy en día, la Sociedad es presidida por el señor Yoel Morales, secundado por su vicepresidente el señor Freddy González.
Especial mención para el señor Antonio Rondón, quien se ha encargado con esmero en el cuido y ornamento de la imagen, así como de la tesorería de la Sociedad.
Jesús en la Cruz, escena que conmemora su sufrimiento y muerte como sacrificio expiatorio y de salvación, un aspecto central de la teología cristiana.
Narración: Antonio Rondón y Luis González.
Música: Marcha Fúnebre de la Ópera Yone (Errico-Petrella).
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