La aventura de Jonás refleja el temor a lo desconocido, la resistencia al cambio y la ansiedad ante la responsabilidad, que conlleva cumplir con un destino o una vocación.
Jonás es un profeta que recibe la llamada de Dios para ir a la ciudad de Nínive y advertirles sobre su inminente destrucción debido a sus malas acciones. Sin embargo, en lugar de cumplir con su tarea, Jonás decide huir y embarcarse en dirección opuesta. Durante el viaje, una gran tormenta azota el mar y la tripulación atribuye el desastre a la desobediencia de Jonás a Dios. Para salvar al barco y a la tripulación, Jonás se arroja al mar y es tragado por un gran pez. En su interior vive un proceso de transformación, por lo que, finalmente, decide cumplir su misión.
Desde el punto de vista psicológico, la necesidad de control y la dificultad para gestionar la incertidumbre es lo que Abraham Maslow definía como el complejo de Jonás. Así que, a veces renunciamos a enfrentar nuestra responsabilidad por el miedo al éxito.
La historia de Jonás, desde la perspectiva de Joseph Campbell, puede interpretarse como un viaje del héroe que enfrenta la llamada a una misión que inicialmente rechaza y huye de ella, pero que finalmente acepta después de una etapa de introspección y transformación. Nos recuerda la importancia de enfrentar nuestras responsabilidades y aceptar los desafíos que se nos presentan en el camino hacia el crecimiento personal y la autenticidad.