Tu eres la conciencia profunda y, a la vez, el personaje que representas en el mundo, con su máscara y su sombra. Tu autenticidad y tu potencial se expresan mediante tu personalidad. Al igual que en el antiguo teatro griego la máscara -persona- servía para potenciar la voz del actor, la personalidad ayuda a expresar nuestra auténtica voz interior.
Desde el punto de vista psicológico, la máscara se refiere a la imagen que presentamos al mundo exterior, la parte de la personalidad que es consciente y aceptada socialmente. Sin embargo, los aspectos no reconocidos o reprimidos de la personalidad generan la sombra, que incluye emociones, deseos, impulsos y rasgos que han sido relegados al inconsciente porque no se ajustan a la imagen consciente y socialmente aceptable de uno mismo. No es necesariamente negativa, ya que también contiene aspectos positivos o cualidades ocultas no reconocidas.
La sombra es inconsciente, por lo que no resulta fácil reconocerla. Se oculta tras los sentimientos de vergüenza, de inadecuación o de baja autoestima; se puede manifestar en forma de comportamientos compulsivos autodestructivos (beber, comer en exceso, fumar); puede aparecer en forma de crisis psicológicas, ansiedad, estados depresivos o incluso síntomas físicos. Un fenómeno característico de la negación de la sombra es la proyección, que es el proceso de atribuir a otros las cualidades no deseadas o desconocidas de la propia personalidad. Por ejemplo, una persona que niega su agresividad puede proyectarla en otros y percibirlos como agresivos o a atraer situaciones o personas agresoras que le van a poner en contacto con su propia agresividad reprimida.
La máscara actúa como una especie de barrera que protege a la persona de sentirse vulnerable o inaceptable en la sociedad. Sin embargo, la negación o represión constante de la sombra puede tener efectos perjudiciales en la salud mental y emocional. Jung enfatizó la importancia de integrar la sombra en la conciencia para lograr la individuación y la plenitud personal.
Integrar la sombra implica reconocer y aceptar los aspectos reprimidos de uno mismo, lo que puede ser un proceso desafiante y a menudo implica enfrentar aspectos incómodos o dolorosos de la personalidad. A medida que una persona integra su sombra, la máscara puede volverse más auténtica y menos necesaria para ocultar aspectos reprimidos.