En la mitología, la Caída representa la separación del individuo de su estado primordial de unidad y plenitud. Es el momento en que la conciencia humana se separa de la totalidad y entra en el mundo de la dualidad, descubriendo los opuestos, el bien y el mal. Esto provoca una división fundamental en la psique humana: el ego y la sombra.
La noción de una “edad de oro” antes de la Caída es un tema común en diversas mitologías y tradiciones culturales de todo el mundo. En su origen, la conciencia del Yo sintió miedo, soledad y el deseo de estar con alguien. Pero luego, sobre todo en la mitología occidental, con la Caída aparece el sentimiento de culpa. Es como si la muerte y el dolor fueran una especie de castigo divino, por haber infringido un tabú, o por haber nacido.
De todas formas, desde el punto de vista psicológico, esta caída es necesaria para el proceso de evolución personal, en el cual debemos experimentar la vida en el mundo material, enfrentando los desafíos y sufrimientos que conlleva, para luego ser capaces de trascenderlos y regresar a un estado superior de conciencia.
Para Jung, la caída simboliza la pérdida de la conexión con el inconsciente colectivo y la separación de la propia esencia o sí mismo verdadero. Es el resultado de identificarse exclusivamente con el ego y perder de vista las dimensiones más profundas y espirituales de la existencia. Esta separación conduce a conflictos internos y externos, así como al sufrimiento psicológico. Una forma de interpretar la culpa es como la traición del alma por parte del ego, que lleva a situaciones de bloqueo o autosabotaje.
El sentimiento de culpa en el mito de la Caída puede interpretarse desde varios niveles psicológicos. La culpa moral por haber actuado contra las normas; la culpa psicológica por cometer errores o causar daño a otros; y la culpa existencial, por no encontrar significado ni poder evitar el sufrimiento de la vida.
La culpa tiende a generar una autoevaluación negativa como persona, llevando a sentimientos de vergüenza y autocrítica. Por otro lado, el remordimiento o arrepentimiento se enfoca más en la acción específica y sus consecuencias, que pueden incluir sentimientos de tristeza y la voluntad de corregir el error.
En la mitología existen dos relatos que han influido en el inconsciente colectivo de la cultura occidental: la expulsión del Jardín del Edén descrita en el Génesis, y el mito de Prometeo, atribuido a Esquilo.
La culpa, vista a través de estos relatos míticos, se convierte en un elemento esencial para el crecimiento y la individuación.