A lo largo de la historia, una de las motivaciones del ser humano ha sido la búsqueda de significado, para atender la necesidad profunda de encontrar sentido a la vida. A veces podemos experimentar un sentimiento de conexión con la totalidad, al contemplar una obra de arte o en experiencias místicas, pero suelen ser las grandes crisis de la vida las que nos hacen replantear nuestra existencia. En cualquier caso, es un aspecto importante de la naturaleza humana que, al no prestarle atención, puede producir una sensación de vacío o de angustia existencial.
Para abordar el tema disponemos de diferentes perspectivas, el marco mental de la psicología profunda de Jung con el concepto de inconsciente colectivo, la psicología existencial (Viktor Frankl, Irvin Yalom), que busca comprender el sentido de la vida, y la psicología transpersonal (Stanislav Grof) con el estudio de las experiencias místicas y los estados ampliados de conciencia, como puente entre la psicología y la espiritualidad.
Una forma de percibir la trascendencia, que surge de la experiencia humana y de la imaginación colectiva, es la mitología. En la perspectiva de Joseph Campbell, la vida es como el viaje del héroe en busca de significado. Y según decía Mircea Eliade, experto en religiones comparadas, la religión es una mitología estructurada que, con sus ritos y sus consejos morales, nos re-liga con la totalidad (al igual que el yoga, con la raíz yug = unir).
Afortunadamente, vivimos en una época en que podemos escoger diferentes perspectivas espirituales, aprender de ellas lo que nos resulte útil, y construir nuestro propio camino personal.
