Con este trance puedes sumergirte de nuevo en tu mundo interior, para transformar la tristeza y el sentimiento de pérdida. También puede ser útil en estados de agotamiento psicológico, burn out, pérdida de ilusiones, y en todos aquellas situaciones en que la tristeza pueda aparecer, como la soledad, las enfermedades graves o crónicas y la vejez.
En su aspecto negativo, el sentimiento de tristeza nos aísla del mundo y afecta nuestra percepción de la realidad, generando marcos mentales negativos. Esto puede ocurrir sobre todo por la actitud de dejarse abrumar por la tristeza, o bien negarla y reprimirla. Cuando estamos tristes se inhibe la energía, se “encoge el corazón” y se produce una desmotivación generalizada que, si se prolonga en el tiempo, puede llevar a un síndrome depresivo.
Si se gestiona adecuadamente, mediante la introspección y el estado de trance, la tristeza puede resultar liberadora. Nos hace más empáticos, más humanos y nos proporciona una compresión más profunda de la vida. Como decía Khalil Gibran, “La tristeza es la máscara de la alegría… cuanto más profundo cave la tristeza en tu corazón, más espacio habrá para la alegría”.