La doctrina de la justificación, central para la Reforma protestante y considerada el "articulus stantis vel cadentis ecclesiae" (el punto del cual depende la permanencia o la caída de la iglesia), fue una verdad vital para los puritanos. Ellos la consideraban un misterio divino, el culmen de la teología cristiana, una experiencia espiritual profunda y una fuente de vida. Conscientes de su vulnerabilidad, identificaron cinco amenazas principales: el orgullo humano, la teología herética, la frivolidad espiritual, la hostilidad satánica y la religión natural
Los puritanos no solo continuaron el énfasis de Lutero en la justificación por fe, sino que también la desarrollaron, clarificando su fundamento en la justicia imputada de Cristo (su obediencia activa y pasiva), diferenciándola claramente de la regeneración mientras afirmaban su coexistencia inseparable, y situándola dentro del marco de la teología del pacto. Sin embargo, esta doctrina experimentó un declive debido a la influencia del arminianismo y el "neonomianismo" de Richard Baxter, los cuales introdujeron elementos racionalistas, legalistas y moralistas que distorsionaron la esencia de la justificación por gracia mediante la fe.
La justificación es la piedra angular de la fe cristiana, definiendo la relación del hombre con Dios, la predicación de la Iglesia, la seguridad humana y la esperanza futura. Los puritanos, al igual que Lutero, reconocieron su inmenso valor y su inherente fragilidad.
A. Naturaleza de la Justificación según los Puritanos:
- Misterio del evangelio: Una verdad revelada por gracia, que "humilla doblemente" el orgullo intelectual (al ser indescifrable por la razón autónoma) y el orgullo moral (al presuponer el pecado y la desesperanza de todos los hombres). Robert Traill advirtió que la "enemistad entre los hombres y la sabiduría de Dios" tienta a los ministros a "parchar y reformular un evangelio que sea más aceptado y más fácil de entender".
- Misterio culminante: El punto central donde convergen "Todos los grandes fundamentos de la verdad cristiana: la Trinidad, la encarnación, la satisfacción pagada a la ley y la justicia de Dios, y la autoridad divina de las Escrituras". Negar la justificación implica negar estas otras verdades.
- Misterio espiritual: Solo apreciable por una "conciencia iluminada de un hombre que tiene convicción de pecado". John Owen enfatizó que el manejo de esta doctrina está destinado a la "dirección práctica de las conciencias de los hombres" y requiere que el predicador haya experimentado su verdad en su propia vida, especialmente "cuando su corazón es sorprendido por peligros, o cuando es sumergido en profundas aflicciones".
- Misterio que da vida: La fuente de "toda verdadera paz de conciencia, esperanza, amor, alegría, santidad y seguridad".
- Misterio contradictor: Se opone a la "religión natural de la humanidad", que es la justificación por obras. Los puritanos veían el pelagianismo, el arminianismo y la Contrarreforma romana como "descendientes bastardos de la religión natural fecundada por el evangelio". Traill afirmó que "Los principios del arminianismo son los dictámenes naturales de una mente carnal".
B. Las Cinco Amenazas a la Doctrina de la Justificación:
- Orgullo humano: La justificación, al ser un don de la gracia y presuponer el pecado universal, ofende el intelecto y el orgullo moral.
- Teología herética: Cuestionar doctrinas fundamentales como la autoridad bíblica, la ira de Dios o la expiación socava el fundamento de la justificación.
- Frivolidad espiritual: La falta de seriedad y experiencia personal con Dios impide una comprensión y apreciación correctas de la justificación.
- Hostilidad satánica: Satanás, como adversario de Dios, busca suprimir esta verdad que glorifica a Dios y beneficia a la humanidad.
- Religión natural: La inclinación innata del hombre a buscar la salvación por obras (ejemplificada en el pelagianismo, arminianismo y romanismo) es el "enemigo absoluto del evangelio".