- "La idea principal que quiero transmitirle hoy es que la piedad requiere que nos disciplinemos en la práctica de la evangelización."
- "Estoy convencido de que el motivo principal por el que muchos de nosotros no damos testimonio de Cristo con eficacia, y relativamente sin miedo, es simplemente porque no nos disciplinamos a hacerlo."
El autor establece firmemente la base bíblica de la evangelización como un mandato universal para todos los seguidores de Jesús.
- Mandato Universal, No Limitado a Apóstoles: Se enfatiza que los mandatos de Jesús de "ir y hacer discípulos de todas las naciones" (Mateo 28:19-20), "predicar la Buena Noticia a todos" (Marcos 16:15), y ser "mis testigos" (Hechos 1:8) no fueron exclusivos para los apóstoles. Para que el evangelio llegue a "los lugares más lejanos de la tierra", incluyendo el hogar, vecindario y lugar de trabajo de cada creyente, es necesario que cristianos como el lector se disciplinen para hacerlo.
- No es un Don Exclusivo: Se refuta la idea de que la evangelización es un don espiritual limitado a "evangelistas" (Efesios 4:11-12). Aunque Dios llama a algunos a un ministerio vocacional de evangelista, "Dios llama a cada creyente a dar testimonio, solamente llama a unos pocos al ministerio vocacional de evangelista." Todos los creyentes son llamados a "proclamar las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9).
- Definición de Evangelización: Se ofrecen dos definiciones:
- Definición profunda: "presentarle a Jesucristo, mediante el poder del Espíritu Santo, a los pecadores, para que ellos logren confiar en Dios a través de él, recibirlo como Salvador y servirle como a su Rey en la comunión de su iglesia."
- Definición concisa: "la comunicación del evangelio. Cualquier persona que relate fielmente los elementos esenciales de la salvación de Dios a través de Jesucristo está evangelizando."
El autor aborda las razones comunes por las que los cristianos evitan evangelizar y contrarresta estos temores con la verdad sobre el poder inherente de la evangelización.
- Miedo a la Inadecuación o Falta de Entrenamiento: Muchos creyentes sienten que necesitan "meses de entrenamiento especializado" o un conocimiento bíblico exhaustivo para evangelizar eficazmente. Sin embargo, el ejemplo del ciego sanado en Juan 9 muestra que el testimonio valiente puede surgir de una experiencia personal reciente con Jesús, sin preparación formal. "Cualquier cristiano que ha oído una predicación bíblica... debería tener la suficiente comprensión del mensaje básico del cristianismo como para compartirlo con los demás."
- Miedo al Rechazo o a Ser Juzgado: El autor comparte una anécdota personal donde el miedo al juicio de un amigo lo paralizó para compartir el evangelio.
- Reinterpretación del Éxito: El autor redefine el éxito en la evangelización. El éxito no se mide por la conversión, que solo Dios puede producir, sino por la fidelidad en la comunicación del evangelio. "Es necesario que comprendamos que compartir el evangelio es una evangelización exitosa." Se compara el evangelista con el servicio postal, cuyo éxito radica en la entrega precisa del mensaje, no en la respuesta del receptor.
- El Poder del Espíritu Santo: Jesús promete poder a sus testigos (Hechos 1:8). Este poder no es para evangelizar de la misma manera para todos, sino que "a cada creyente se le ha otorgado el poder para ser testigo de Jesucristo." La evidencia de este poder es una vida transformada.
- El Poder del Evangelio Mismo: "No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16). El evangelio mismo, independientemente de la elocuencia o elocuencia del mensajero, tiene el poder de Dios para obrar la salvación. La fe viene por oír el evangelio (Romanos 10:17). Se usa la analogía del pararrayos: "Cuando usted comparte el evangelio, comparte el 'poder de Dios para salvación a todo aquel que cree'."