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2. El Único Camino al Padre: La Identidad de Jesús (Juan 14:5-11)Tomás, siempre práctico, verbaliza la confusión de todos: "Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?". La respuesta de Jesús es una de las declaraciones más poderosas y exclusivas de toda la Escritura, revelando su identidad divina."Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (Juan 14:6)Jesús no ofrece un mapa, un método o una filosofía. Él se presenta a Sí mismo como la única respuesta. Pensemos en lo que esto significa:1. El Camino: Él no solo muestra el camino a Dios como lo haría un profeta. Él es el camino. No hay otra ruta ni otro mediador que pueda conectar a la humanidad pecadora con un Dios santo.2. La Verdad: En un mundo de dudas e ideas cambiantes, Jesús es la encarnación de la realidad divina. Conocerlo es conocer la verdad absoluta sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros.3. La Vida: Él es la fuente misma de la vida espiritual y eterna. A través de Él, pasamos de la muerte a una relación viva y personal con nuestro Creador.Poco después, Felipe insiste, buscando una prueba más visible: "Señor, muéstranos al Padre.". La respuesta de Jesús revela su unidad perfecta con el Padre: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" y "Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí.". Ver a Jesús es ver el carácter, el amor y la naturaleza misma del Padre manifestados en carne humana.Habiendo establecido quién es Él, Jesús ahora pasa a explicar cómo su presencia continuaría con ellos de una manera aún más íntima y poderosa después de su partida física.

3. La Promesa del Consolador: La Presencia Permanente de Dios (Juan 14:15-26)Ante la tristeza de los discípulos, Jesús les hace una promesa increíble: no los dejará solos. Él enviará "otro Consolador" (Paráclito), uno que estaría con ellos para siempre. Pero, ¿quién es este Consolador?La venida del Consolador, amado hermano, no es la venida de una tercera persona divina. Es la venida del mismo Señor Jesucristo, pero en una nueva y gloriosa manifestación: en espíritu. Pensemos en el agua: su fórmula química es siempre H2O, pero la conocemos en diferentes estados: como líquido, como hielo (sólido) y como vapor (gas). Sigue siendo la misma sustancia, pero en un modo distinto. De igual manera, el único Dios se manifestó como Padre en la creación, como Hijo en la redención, y ahora como Espíritu Santo en el corazón del creyente.Jesús mismo lo deja absolutamente claro para que no haya duda. Note la carga teológica de sus palabras:"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros." (Juan 14:18)Piense en esto: ¿quién puede, con autoridad, prometerle a un niño que no quedará huérfano? Solamente su padre. Al decir esto, Jesús se identifica como nuestro Padre Eterno. El Consolador que viene no es otro ser; ¡es Él mismo! Es el Espíritu de Cristo viniendo a morar dentro de nosotros. Era necesario que se fuera, pues como dice la Escritura, el Espíritu aún no había venido "porque Jesús no había sido aún glorificado." ¡Sin Calvario no hay Pentecostés! Su muerte y resurrección abrieron el camino para que su presencia ya no fuera limitada a un cuerpo físico, sino que pudiera ser omnipresente, morando en cada creyente.Jesús explica que esta nueva presencia sería mucho más íntima, estableciendo una diferencia crucial entre cómo el Espíritu estaba con ellos y cómo estaría en ellos.Presencia del EspírituSignificadoTiempoCON vosotrosSe refiere a "Emanuel", Dios con nosotros en la presencia física de Jesús. Era una presencia externa y localizada que ellos podían ver y tocar.Presente (en ese momento)EN vosotrosSe refiere a Dios en nosotros. Es la futura morada interna, personal y omnipresente del Espíritu de Cristo en el corazón de cada creyente.Futuro (después de Pentecostés)Este Consolador, a quien Jesús llama el "Espíritu de verdad", tendría funciones específicas para ayudarnos. Es nuestro abogado, el que está a nuestro lado para ayudar, interceder y acompañar.