Matutina para el Día 134 | Mayo 14
“Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.” Daniel 4:34
Este pasaje le da final al tiempo profético de 7 años literales que Daniel le había profetizado. En este momento el rey “alzó sus ojos al cielo” y razón regreso. No se nos dice que dijo en su corazón antes de que este milagro pasara, pero si vemos los efectos de este milagro: Alabo y glorifico al Dios altisimo. Esto no lo hace un corazón humano sino un corazón convertido.
El milagro principal que Nabucodonosor experimentó, no es único o exclusivo para él o para su tiempo. Hoy sigue sucediendo en la conversión de cada pecador, y si tal vez no es tan espectacular como el de Nabucodonosor, no deje de ser igual de importante. Dice el Libro Camino a Cristo “Es posible que una persona no sepa indicar el momento y lugar exactos de su conversión, o que no pueda tal vez señalar el encadenamiento de circunstancias que la llevaron a ese momento; pero esto no prueba que no se haya convertido...Aunque la obra del Espíritu es silenciosa e imperceptible, sus efectos son manifiestos. Si bien no podemos hacer cosa alguna para cambiar nuestro corazón, ni para ponernos en armonía con Dios; si bien no debemos confiar para nada en nosotros mismos ni en nuestras buenas obras, nuestra vida demostrará si la gracia de Dios mora en nosotros. Se notará un cambio en el carácter, en las costumbres y ocupaciones. El contraste entre lo que eran antes y lo que son ahora será muy claro e inequívoco. El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecuten, sino por la tendencia de las palabras y de los actos habituales en la vida diaria. {CC 57.3}” Que hoy podamos levantar nuestra mirada al cielo.
Soy Oscar Oviedo y este es el Devocional “Daniel en 365 días”
Producido por el Ministerio One4Seven
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