Matutina para el Día 155 | Junio 4
“El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad.” Daniel 5: 18
Antes que Daniel interpretara la escritura en el muro, él le recordó a Belsasar lo que Nabucodonosor había experimentado como consecuencia de haber rechazado el cumplir el destino divino que Dios tenía para él y para su nación. Lo primero que le señala es que el reino que Dios le había dado a Nabucodonosor era mucho más glorioso que el que Belsasar dirigía.
Cuando hablamos del evangelio o de las buenas nuevas, hablamos de un Dios todopoderoso, creador de cielos y tierra, del dador de la vida, de cada don y bendición en el universo. Esta es la introducción que hace Daniel a Belsasar, pero solo con estas descripciones, no tendríamos la definición completa de la palabra evangelio. Muchas otras filosofías creen en un ser todopoderoso, cuyo reino y majestad es inmenso. El Evangelio de Jesús también presenta a ese Dios Altísimo, bajando a esta tierra y tomando forma humana; conviviendo con nosotros viendo las necesidades y retos de cada uno de nosotros y dando su vida en recompensa por nuestra pecaminosidad. Y es aquí cuando unimos estas dos descripciones que tenemos una definición completa del evangelio, porque entonces ese Dios altísimo se hace cercano a mi necesidad, a mi dolor, a mi maldad, con deseo de generar una vida en mi corazón. Acepta el evangelio de Jesus.
Soy Oscar Oviedo y este es el Devocional “Daniel en 365 días”
Producido por el Ministerio One4Seven
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