Matutina para el Día 292 | Octubre 19
“Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.” Daniel 10: 9
La visión de Jesús dejó sin fuerzas a Daniel, pero la voz de sus palabras pronto lo pacificó y lo tranquilizó. Sus palabras silenciaron su miedo provocando un sueño profundo. Esta palabra de sueño profundo ocurre solo en Jueces 4: 21, Salmos 76:6, Daniel 8: 18 y Jonás 1: 5, 6.
Mientras dormimos todas las partes de nuestro cuerpo experimentan cambios notables, por ejemplo: la respiración y el ritmo cardiaco se vuelven más lentos. Los músculos se relajan gradualmente hasta llegar a un punto conocido como atonía. El sueño también es el reloj interno, y juega un papel importante en la regulación de la producción de numerosas hormonas entre las cuales se incluye la Melatonina, la hormonas del crecimiento, el cortisol, la leptina y la grelina. Daniel estaba físicamente dormido pero podía oír las palabras de Jesus. Las 10 Vírgenes de la parábola de Mateo 25 se encuentran todas dormidas, pero la diferencia entre las prudentes y las insensatas es la preparación previa. Hoy debemos hacer una reflexión profunda, si tal vez me he dormido también en la preparación, porque la voz de Jesús debe ser nítida en nuestros oídos para saber el tiempo en que vivimos y la misión que tenemos.
Soy Oscar Oviedo y este es el Devocional “Daniel en 365 días”
Producido por el Ministerio One4Seven
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