Matutina para el Día 286 | Octubre 13
“No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.” Daniel 10: 3
Durante las tres semanas de aflicción, Daniel solo comió alimentos básicos, no consumió ningún manjar, esto era una forma de ayuno. Tampoco utilizó ningún aceite para humectar su piel, lo cual era muy popular en lugares de clima cálido y seco. En otras palabras, durante su periodo de ayuno y oración, Daniel consideró oportuno el dejar de lado cualquier lujo personal.
Daniel es un prototipo del pueblo de Dios en los tiempos del fin. Entendiendo que nuestro sumo sacerdote, Jesucristo, se encuentra en el lugar santísimo llevando a cabo la obra del juicio investigador, es también propio para nosotros practicar un verdadero ayuno. Este tiene dos aspectos: el primero es el físico, donde deberíamos abstenernos de todo alimento estimulante y hacer un uso adecuado de los alimentos sanos y sencillos que Dios ha provisto en gran abundancia. Esto nos dará tono y vitalidad física que será de bendición en nuestra experiencia religiosa. Y el segundo es el aspecto espiritual que encontramos en la palabra de Dios en Isaías 58: 6- 7 “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” Este pasaje presenta el carácter de la obra de Jesus, donde siempre su objetivo era bendecir a la humanidad, fuera ayunando en el desierto o en la mesa de los pecadores, siempre el se dio al servicio voluntario a Dios y a los hombres.
Soy Oscar Oviedo y este es el Devocional “Daniel en 365 días”
Producido por el Ministerio One4Seven
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