Día 63 | Marzo 4
“Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.” Salmos 22:2
David expresa, como en ese momento de dolor clamaba de día y de noche a Dios y no encontraba la respuesta a sus oraciones. El dolor emocional es tan intenso como el dolor físico. Y tanto en el físico como en el emocional, se suspende la capacidad del descanso que tanto nuestro cuerpo necesita, dejando a la persona totalmente exhausta. Este dolor es también un tipo de lo que el Mesías experimentaría en su sacrificio.
Jesus clamó de noche en el jardín del Getsemaní y clamó de día en la cruz y el día se convirtió en noche. Leamos en Mateo 27:45 “Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” La respuesta a su clamor fue oscuridad y no descanso. Jesus predicó que su evangelio era un mensaje de paz, de perdón y de descanso. “Venid a mí todos los que estéis trabajados y cansados y yo os haré descansar” En su sacrificio recibió lo que nosotros merecemos: oscuridad y abandono; para que nosotros por medio de él podamos recibir luz y descanso. ¡Qué maravillosa bendición! En medio de nuestros dolores por nuestra propia maldad o la de los demás; y cuando aparentemente no vemos respuesta a nuestras oraciones, debemos recordar que ya Jesus ha asegurado el verdadero descanso para nuestras almas y que Dios escucha nuestro clamores aunque no tengamos evidencia de ello en ese instante; la evidencia es Calvario.
Soy Oscar Oviedo y este es el Devocional “Jesús en 365 días”
Producido por el Ministerio One4Seven
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