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Sábado 7 de Marzo, 2020
EL VERDADERO ENEMIGO
La última visión registrada por el profeta Daniel abarca los Capítulos 10, 11 y 12.  El capítulo 10 es un capítulo introductorio.  La visión es una reafirmación de las visiones anteriores expuestas en los capítulos 2, 7, 8 y 9 pero con más detalles.
Por la referencia que nos da al principio del capítulo, Daniel recibió esta visión alrededor del año 536 AC, era el mes de Aviv, el mes en que se celebra la Fiesta de Panes Sin Levadura.  El rey persa ya había dado la orden de que el pueblo judío regrese a Judea a reconstruir Jerusalén.  Como está registrado en el Libro de Esdras, el proyecto de reconstrucción tuvo muchas trabas de las cuales seguramente se había dado informe a Daniel.
Recordemos que Daniel tendría entre 85 y 90 años de edad.  No se nos dicen las razones por las cuales este anciano fiel a YHWH no había regresado a Jerusalén.  Tal vez influyó su edad avanzada, tal vez las responsabilidades de su cargo administrativo, tal vez alguna instrucción directa de YHWH.  El hecho es que permaneció en Persia.
Al mismo tiempo que la visión de Daniel 10-12 es una continuidad detallada de sus visiones anteriores, también es una narración paralela y complementaria a la Revelación de Juan.  Al mismo tiempo que describe eventos por suceder en el futuro inmediato, también tiene cumplimiento en los tiempos finales.
Daniel 10 no abarca los detalles de la visión, pero nos dibuja un escalofriante esquema de las fuerzas sobrenaturales, un tema ó evadido por muchas congregaciones ó mal entendido por otras.  Un tema ampliamente expuesto por Moisés en Deuteronomio 32, en donde dice
Deuteronomy 32:8
Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,
Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
Estableció los límites de los pueblos
Según el número de los hijos de Israel (algunas traducciones dicen los “hijos de Israel”, en el hebreo original dice los “hijos de Dios”).
A través de todas las Escrituras, YHWH nos advierte que es un Dios celoso.  Repetidamente nos advierte no ir tras otros dioses y a no hacer imágenes.  ¿Qué de malo podría tener adorar a un pedazo de piedra, metal ó madera?  Pablo nos explica que por sí solos, estos objetos no tienen importancia,
1Co 8:4 — 1Co 8:5
4 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
5 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
pero existen