Para los judíos, ser hijos de Abraham era motivo de honor. Se trata de una familia bendita por Dios.
El Nuevo Pacto coloca a los cristianos fieles como hijos de Abraham, el pueblo y familia del Señor: No que la palabra de Dios haya fallado; porque no
todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes (Romanos 9:6-8).