Al ver a una semilla en tierra, pensaríamos que está muerta y se ha podrido, pero de pronto, comienza a brotar la vida. Lo mismos sucede dentro de una crisálida, la larva parece hacerse líquida, como disolverse; pero luego sale una mariposa. La naturaleza ve la resurrección todos los días; pero no encontramos a la semilla en terapia intensiva ni a la larva con suero.