Todos queremos ser felices. Pero no es tan fácil como parece. Nos pasamos el 80% de la vida persiguiendo la felicidad, y el otro 20% durmiendo. Es irónico porque sólo cuando dormimos, encontramos ese estado de paz interior parecido a la felicidad. Para mí, la conclusión es que algo estamos haciendo mal cuando nos levantamos cada mañana. Quizá el secreto de ser feliz sea no tomárselo tan en serio. Perseguir la felicidad parece alejarla. Lo que está claro es que hacemos todo tipo de cosas raras para alcanzar la felicidad. Compramos cosas que no necesitamos. Hacemos el amor con personas que no amamos Pasamos el día con gente que no nos gusta. Trabajamos en cosas que odiamos. Nos mostramos como no somos para guardar las apariencias. Y no tiene ningún sentido porque ¿quién puede ser feliz haciendo lo anterior? Ya sabes la respuesta: nadie. Entonces, ¿por qué seguimos haciendo esa m*erda que nos hace infelices? Tal vez a lo mejor de recibir tantos golpes a lo largo de la vida, nos hemos vuelto masoquistas. Quizá la publicidad nos ha engañado tanto que creemos que sólo podemos ser felices comprando cosas. Quizá las redes sociales, las series de Netflix y los videojuegos nos han hecho inmunes a la felicidad por el exceso de dopamina que liberan en nuestro cerebro. No lo sé. Lo que sí sé es que es hora de cambiarlo. Por eso, en este artículo, quiero compartir contigo cuatro consejos de Nietzsche para vivir tu vida al menos un poco mejor. Entremos en materia.
