Bullying es un eufemismo de lo que viví en el colegio.
Los alumnos eran crueles, y los profesores me culpaban por ser débil y animaban a los niños a abusar de los freakis como yo.
(Los mágicos años 80 de los que todo el mundo tiene nostalgia no eran tan mágicos :-)
Rápidamente asocie la comida con estar a salvo. Porque tras pasar 5 horas en el colegio recibiendo, acoso, amenazas, y muchos días palizas grupales, la comida en mi casa, lejos de todo eso me reconfortaba.
Era como si los espaguetis a la boloñesa pudieran abrazarme y decirme “Tranquilo tío, todo va a salir bien.”
Así que de ahí en adelante, empecé a comer compulsivamente hidratos de carbono cada vez que la vida se ponía dura.