EL DEVOCIONAL DE HOY
"ARGUMENTOS BASADOS EN LA INQUEBRANTABLE PALABRA DE DIOS".
Juan 10:37 y 38.
37 “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.”
Durante toda esta serie del evangelio Juan, hemos visto en varias ocasiones a Cristo defendiéndose de distintas maneras de los ataques que continuamente ha recibido. Hoy veremos que lo hará con las Escrituras y con sus obras.
1. ARGUMENTOS BASADOS EN LAS ESCRITURAS.
“Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Vr.34.
Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la Palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), vr.35,
¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Vr.36.
Esta respuesta llena de argumentos se las da el Señor a aquellos judíos después de haber hablado de los ladrones, salteadores y extraños, en la alegoría del buen pastor y su rebaño, y sobre todo, después de que querían apedrearlo porque les acababa de decir que “Él y el Padre uno eran”, y los judíos lo acusaban de blasfemia, porque le decían: “tú siendo hombre, te haces Dios.” Así que, es por eso que Cristo responde apoyándose en la Palabra de Dios, el Salmo 82:6.
La argumentación que Jesús utiliza es poderosa por basarse en la Palabra de Dios.
Usa el Salmo 82, donde se describe a Dios entrando en la reunión de los jueces y condenándolos debido a sus injusticias.
La argumentación que da Jesús se desglosa así:
1. Las Escrituras no se pueden ni se deben quebrantar. Es absolutamente indestructible. El Antiguo Testamento, tal como está escrito, es inspirado, infalible, autoritativo.
2. El Señor les dice: “No está escrito en vuestra ley”; esa ley es la Escritura del A. T., y les dice “vuestra ley”, porque los fariseos y líderes religiosos se sentían dueños de ella. El asunto es que en esta ley, en el salmo 82 se le llama a los hombres que son jueces, dioses.
3. Cristo les deja ver a los judíos, que lo acusaban de blasfemo, que ellos nunca habían protestado a pesar que ahí en el Salmo 82, el escritor inspirado por Dios mismo, “llamó dioses a aquellos (jueces humanos), a quienes vino la Palabra de Dios”. En otras palabras les dice: Nunca han dicho que Dios (o Asaf) cometió un error al llamar a estos jueces dioses.
4. Así que es ilógico que a mí, que soy el que “el Padre santificó y envió al mundo, ustedes me digan: Tú blasfemas; solo porque dije: Hijo de Dios soy”.
2. LAS DIFERENCIAS SACADAS DE LOS ARGUMENTOS.
Veamos las diferencias que están implícitas en este impresionante argumento de Cristo:
a. La Palabra de Dios, en forma escrita, había sido inspirada y había venido a aquellos jueces. Pero Jesús es Él mismo, en su misma persona, la Palabra encarnada de Dios, (El Verbo se hizo carne).
b. Los jueces a los que se les llama dioses en el salmo, habían nacido como los demás hombres. Pero Jesús fue enviado al mundo naciendo milagrosamente, (viniendo de lo alto).
c. Los jueces eran hijos de Dios en un sentido general solamente. Jesús es el unigénito de Dios, de la misma sustancia de Dios, Dios de Dios, Luz de Luz, como dice el credo de Nicea. Jn.1:14, 18; 3:16.
d. Los jueces recibieron una tarea muy importante pero, comparada con la de Jesús es inferior. En cambio Jesús fue santificado, consagrado, separado y enviado Jn. 3:17, 34; 5:36–38. Enviado al mundo para ser el Salvador del mundo.
3. LAS OBRAS SON PRUEBAS PARA CREER.
“Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Vr.37.
Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” Vr.38.