Luego de presentar una defensa argumentada de su carácter y que su evangelio había sido recibido de Dios y no de los hombres, el apóstol Pablo se dispone ahora a comprobar la autenticidad de su mensaje, que no solo era un mensaje verdadero por haberlo recibido de Dios sino que ademas era el mismo que predicaban los otros apóstoles.
En efecto, Pablo no predicó un evangelio diferente del que predicaron aquellos que fueron llamados desde el principio y esa es la prueba de que su evangelio es auténtico.
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