No es una novedad decir que el cine documental mexicano nos ha brindado algunos de los mejores ejemplos del arte fílmico de nuestro país; en algunas épocas, incluso, mucho mejores que el cine de ficción.
Sin embargo, es justo señalar que junto a los nombres de documentalistas mexicanos de talla internacional y en medio de grandes joyas del documental contemporáneo, la supuesta facilidad de filmar con menores recursos en los años recientes, ha permitido la proliferación de propuestas endebles, carentes de sentido y oficio, donde los nóveles realizadores (en su mayoría) evidencian su carencias formales a la hora de analizar y contextualizar los temas que abordan, deviniendo en filmes intrascendentes y meramente anecdóticos.
Hoy, Rodrigo Vidal Tamayo, Marco González Ambriz y José Luis Ortega, hablan del actual panorama del cine documental mexicano.