Hechos 1-5
Esta semana comenzamos nuestro estudio del libro de Hechos de los Apóstoles, estudiando los capítulos 1-5. Vemos cómo la Iglesia que Cristo estableció crece y cómo el evangelio ayuda a las personas a cambiar. También hablamos de cómo aquellos que han sido cambiados y convertidos inevitablemente desearán compartir el evangelio y ayudar a otros a cambiar también. También hablamos sobre la conexión que tenemos unos con otros como miembros de la Iglesia de Cristo, y cómo a veces incluso nuestros pecados pueden afectar a otras personas.
Notas:
“El cambio es casi siempre emocionante, pero los cambios que hemos experimentado en nuestras reuniones y pólizas de la Iglesia deberían ayudarnos, pero por sí solos no llevarán a nuestros miembros a donde nuestro Padre Celestial quiere que estemos. Los cambios que hacen una diferencia en nuestra posición en la senda de los convenios no son cambios en las pólizas o prácticas de la Iglesia, sino los cambios que hacemos en nuestros propios deseos y acciones." (Dallin H. Oaks, Greater Phoenix Area Devotional, Feb 20, 2019)
"El Señor confía en Sus verdaderos discípulos. Él envía personas preparadas a Sus siervos preparados. A ustedes les habrá ocurrido, como me ha ocurrido a mí, conocer a personas en circunstancias en las que, sin lugar a dudas, el llegar a conocerlas no fue por casualidad." (Henry B. Eyring, "Hijos y Discípulos" Conferencia General, Abril 2003)
“La invitación al arrepentimiento es una expresión de amor…. Si no invitamos a otras personas a cambiar o si no nos exigimos a nosotros mismos el arrepentimiento, no cumplimos un deber fundamental que tenemos el uno hacia el otro y hacia nosotros mismos. Un padre condescendiente, un amigo indulgente, un líder de la Iglesia temeroso están más preocupados por sí mismos que por el bienestar y la felicidad de aquellos a quienes podrían ayudar. Sí, el llamado al arrepentimiento a veces se considera intolerante u ofensivo, e incluso puede resentirse, pero cuando es inducido por el Espíritu, en realidad es un acto de genuino interés.” (D. Todd Christofferson, “El divino don del arrepentimiento”, Conferencia General Octubre 2011)
