Si amas a Jesús, es porque alguien tomó de su tiempo para hablar contigo, escucharte, discipularte, predicarte y mucho más.
En el camino, nos hemos encontrado con distintas personas que nos han ayudado en nuestra carrera de fe. A veces fueron nuestros líderes, mentores, amigos en la iglesia o incluso miembros de la familia. Para Timoteo, fueron su madre y su abuela.
Estoy eternamente agradecida por esas personas en mi vida. Aunque no son perfectas, me enseñaron muchas cosas, y aún lo hacen hasta el día de hoy. En medio de una generación que desea deconstruir todo y encontrar fallas en nuestros padres y líderes, queremos caminar en gratitud.
¡Gracias por estar aquí!