Las malas palabras, el vocabulario vulgar y la palabra ociosa están presentes en nuestra sociedad, pero ¿hasta dónde llega su impacto? ¿Realmente contaminan al hombre? Y, más aún, ¿es cierto que daremos cuenta a Dios de toda palabra que hablamos, incluso de aquellas que parecen dichas sin pensar?Si estas preguntas resuenan contigo, es probable que te hayas cuestionado: si usamos malas palabras, ¿qué nos impide esto de vivir plenamente como verdaderos cristianos? ¿Es simplemente una falta a las buenas costumbres o una contaminación profunda para nuestro espíritu y nuestra relación con Dios?En este nuevo podcast (o enseñanza bíblica), descubramos juntos la importancia crucial de evitar expresarnos con malas palabras y las consecuencias espirituales que esto trae, todo ello a la luz de la Palabra de Dios.La Biblia es muy clara sobre el poder de nuestras palabras y cómo nuestro lenguaje debe reflejar la nueva vida que tenemos en Cristo. Lejos de ser solo una cuestión de buenas maneras o etiqueta social, nuestro hablar es un indicador clave de la condición de nuestro corazón (Mateo 15:18) y puede tener un impacto espiritual significativo, tanto en nosotros como en quienes nos escuchan.Las Escrituras nos aconsejan enfáticamente a evitar "palabras malas" o palabra corrompida, y en su lugar, usar un lenguaje que edifique, que traiga gracia y que sea de bendición para los demás. Hacer lo contrario, usar un lenguaje impuro o negativo, tiene una consecuencia espiritual seria: entristece al Espíritu Santo, con el cual fuimos sellados para el día de nuestra redención.Considera este poderoso pasaje en Efesios 4:29-32:29. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Una instrucción clara sobre el tipo de lenguaje cristiano que debemos usar).30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. (La seria advertencia sobre el impacto espiritual de nuestro hablar).31. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. (Las raíces a menudo pecaminosas de donde provienen muchas malas palabras y el lenguaje destructivo).32. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (El modelo y la actitud que deben caracterizar nuestro hablar y nuestras relaciones).La Biblia nos enseña que daremos cuenta de cada palabra ociosa que hablemos (Mateo 12:36-37). Esto subraya la importancia de cada palabra que sale de nuestra boca. El uso de malas palabras no es solo un mal hábito; es una manifestación externa de una lucha interior y puede ser una contaminación espiritual que afecta nuestra comunión con Dios y nuestro testimonio como cristianos.Si deseas transformar tu lenguaje, entender el poder que tienen tus palabras y caminar en santidad en cada área de tu vida, incluyendo tu forma de hablar, esta enseñanza bíblica te guiará.Si deseas profundizar en este estudio bíblico sobre el lenguaje, la pureza en el hablar, las consecuencias de las malas palabras o cómo edificar con tus palabras, ponerte en contacto con Ministerio de Poder para asesoría espiritual, sugerir algún tema sobre la lengua, la comunicación cristiana, Efesios 4 o Santiago 3 para futuras enseñanzas, o si deseas apoyar nuestro ministerio cristiano que enfatiza la santidad en todas las áreas de la vida, puedes ponerte en contacto por el correo:
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