Sus enseñanzas se basaban en la sabiduría ancestral. Recorrió los reinos que entonces conformaban lo que hoy conocemos como China, abogando por la paz y la justicia. Creía que cada individuo tenía la responsabilidad del bienestar a su alrededor, y que para hacer lo correcto debía seguir su moral interna. Confucio dejó una huella profunda, mucho allá de las célebres frases que le adjudicamos hoy.