Conversaciones de altura – Iglesia en Aragón
Los padres no terminamos nuestra misión trayendo hijos al mundo. La fecundidad del amor conyugal no puede reducirse a la sola procreación de los hijos. Nos corresponde llevarlos a la madurez y acompañarlos para que sean hombres y mujeres íntegros que fijen su mirada en aquellas cosas imperecederas que son las que conceden valor auténtico a cada persona. La paternidad debe extenderse principalmente a su educación moral y a su formación espiritual. Nuestra paternidad será incompleta si solo atendemos a cuerpos sin alma, si únicamente nos preocupamos del bienestar material de nuestros hijos sin atender a sus valores morales.
Por Raúl Gavin en Iglesia en Aragón
Conduce Eliseo Javier Asso