Los mercados globales tuvieron su mejor semana del año debido a la pausa en la subida de tasas de la Fed y signos de desaceleración del empleo en EE. UU., lo que generó optimismo sobre un potencial soft-landing y disminución de la tensión en el Medio Oriente, aportando a la baja del petróleo. En Argentina, tras la volatilidad poselectoral, hubo estabilidad en la brecha cambiaria y una recuperación de depósitos, con una demanda creciente por instrumentos vinculados al dólar oficial en medio de expectativas electorales divergentes y desafíos económicos persistentes, como la caída de reservas y la escalada inflacionaria.
