Nezahualcóyotl (1402–1472) fue uno de los personajes más admirados del México prehispánico. Su nombre en náhuatl significa “coyote en ayuno” o “coyote hambriento”, y fue rey de Texcoco, ciudad aliada de Tenochtitlán, y uno de los grandes sabios, poetas y gobernantes de su tiempo. Rey de Texcoco. Nació en 1402, hijo del rey Ixtlilxóchitl I. A los 15 años presenció el asesinato de su padre por los tepanecas, lo que lo obligó a huir. Años más tarde regresó con el apoyo de los mexicas de Tenochtitlán y reconquistó su reino. Gobernó desde 1431 hasta 1472, convirtiéndose en uno de los tres señores que integraron la Triple Alianza: Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Gobernante sabio y reformador. Estableció un sistema de leyes muy riguroso: se cuenta que incluso mandó ejecutar a sus propios hijos por infringirlas. Organizó su gobierno en consejos especializados: justicia, finanzas, guerra, cultura, etc. Se le atribuyen grandes obras de ingeniería como acueductos, jardines botánicos y represas en el Valle de México. Fue uno de los más grandes poetas en lengua náhuatl. Sus poemas tratan temas como la muerte, la fugacidad de la vida, la belleza y el misterio del universo. Algunos de sus poemas más famosos incluyen:
“¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?”
“Yo lo pregunto”
“Canto de primavera” Aunque vivió en una cultura con sacrificios humanos, Nezahualcóyotl creía en un dios único, invisible, inmaterial, al que llamó Tloque Nahuaque, “el Dueño del Cerca y del Junto”. Mandó construir un templo sin imágenes ni sacrificios, dedicado sólo a la contemplación espiritual. Fue sucedido por su hijo Nezahualpilli. Transformó a Texcoco en un centro cultural comparable a “la Atenas del Anáhuac”. Hoy se le recuerda como símbolo de sabiduría, justicia y arte. Su retrato aparece en el billete mexicano de 100 pesos. Una especie de pez lleva su nombre científico: Xiphophorus Nezahualcóyotl.