A veces creemos que para tener una buena relación con alguien más, primero debemos ser “perfectas”. Nos esforzamos en ser comprensivas, agradables, serviciales, empáticas… pero nos olvidamos de una cosa esencial: ¿cómo está tu relación contigo misma?
¡Si lo amas, no lo dejes ir! nos lleva hacia adentro. Porque no puedes amar bien si no te estás amando a ti.