La idolatría al dinero es adorar el dinero y las posesiones materiales por encima de todo, incluyendo a Dios o a los demás valores. Esta avaricia extrema, en la que el dinero se convierte en el objetivo principal de la vida, distorsiona las bendiciones de Dios y puede llevar a la explotación, la falta de solidaridad y a priorizar el bienestar propio por encima de las necesidades de los demás.