Dios es providente porque Él gobierna y dirige todas las cosas con sabiduría y amor, asegurando que todo sirva para el bien de Sus propósitos, para Su gloria y para el beneficio de quienes le aman. La providencia divina implica que Dios no solo creó el universo, sino que también lo sostiene y controla activamente, tanto los eventos grandes como los pequeños, para cumplir Su voluntad.