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En cualquier área de la vida (trabajo, deporte, familia, etc.) es necesario saber cuál es el papel que nos corresponde. Si en el trabajo intentamos hacer lo nuestro y lo del compañero, ambas cosas se quedarán a medio hacer. En un equipo deportivo, cada jugador tiene su función y cuando uno
intenta ocupar el espacio de otro surgen los problemas y el equipo suele perder. En la familia pasa lo mismo. Hacer lo que no nos corresponde acarrea problemas y desequilibrios.
En la iglesia de Cristo pasa exactamente igual.
Nehemías 3 nos muestra la importancia de ocupar cada uno su lugar. La obra fue completada a tiempo porque cada uno ocupó el lugar que le correspondía y lo hizo con diligencia.
Pedro nos define como casa espiritual de Dios y cada uno piedras vivas. (1 Pedro 2:5) Piedras que al igual que los miembros del cuerpo, tienen su lugar y su función.
Si intentas ocupar un lugar que no es el tuyo, sucederán tres cosas:
- tu lugar quedará vacío y dejarás un agujero;
- no encajarás en otro lugar porque no tiene ni tu forma ni tu tamaño;
- empujarás a las demás piedras intentando forzar el hueco para poder encajar;
Consecuencias:
Grietas; humedad; roedores que se cuelan en la casa; inestabilidad y desorden.
Ocupa el lugar que Dios te ha dado. Has sido diseñado para el y capacitado para la tarea que
Dios te ha encomendado.
Edifiquemos la casa de Dios disfrutando del lugar que Dios nos ha dado en ella.